¿Puedo facturar mis servicios desde una empresa extranjera siendo freelance?
Cada vez más profesionales independientes y emprendedores operan con clientes internacionales. Esto plantea una duda común: ¿puedo constituir una empresa en el extranjero para facturar mis servicios, aunque viva en mi país de origen?
La respuesta corta es sí —pero con matices importantes. Entender los límites entre residencia fiscal, sustancia económica y propósito comercial es fundamental para hacerlo de forma legal, eficiente y sostenible.
Residencia fiscal y lugar de facturación: las reglas del juego
Los tratados internacionales distinguen entre tratados comerciales (que te permiten vender servicios transfronterizos) y tratados fiscales (que determinan dónde deben gravarse esos ingresos).
Esto significa que, aunque puedas emitir facturas desde una empresa en otro país, la autoridad fiscal de tu país de residencia puede atribuir esos ingresos a tu jurisdicción local si determina que la operación se dirige, gestiona o produce desde ahí.
Por ejemplo, si una persona residente en México constituye una sociedad en el extranjero, pero todas sus decisiones, clientes o cuentas bancarias operan desde México, el SAT podría “nacionalizar” esa empresa y exigir impuestos locales sobre sus ingresos.
Cómo hacerlo correctamente: sustancia real y propósito económico
Para que una estructura internacional sea válida, debe tener sustancia real, es decir:
Contar con un domicilio fiscal y dirección efectiva en el país donde está constituida.
Mantener actividad comercial genuina, con operaciones y documentación formal (contratos, facturas, registros contables).
Evitar ser una estructura meramente artificial o creada con el único fin de reducir impuestos.
Mientras la empresa cumpla con estos principios y su operación sea demostrablemente legítima, es posible facturar desde el extranjero y aprovechar las ventajas legales y fiscales de determinadas jurisdicciones.
Dónde constituir tu empresa: opciones estratégicas
La elección del país dependerá de tus objetivos personales y profesionales:
Estados Unidos (LLC): opción rápida, flexible y transparente para freelancers y consultores internacionales. Ideal para quienes facturan principalmente en dólares y buscan simplicidad administrativa.
España o Portugal: convenientes si además se busca una residencia migratoria o fiscal europea, con regímenes especiales para nuevos residentes.
Dinamarca: atractiva por su tratado de doble imposición con múltiples países y su régimen de exención de participaciones, que reduce la carga sobre dividendos extranjeros.
Países Bajos o Estonia: recomendados para quienes buscan una estructura más corporativa o digital, con ventajas en innovación, propiedad intelectual y fiscalidad tecnológica.
La clave está en alinear la jurisdicción elegida con tus metas: ¿buscas expansión comercial, migración o solo optimización fiscal? Cada propósito define un tipo distinto de estructura.
Facturar globalmente, pero con estructura
Sí, puedes facturar desde una empresa extranjera aunque vivas en tu país de origen, siempre que lo hagas con sustancia y propósito económico real. Una buena planificación no solo reduce riesgos, sino que abre nuevas oportunidades de crecimiento, movilidad y seguridad patrimonial.
En Montrust, asesoramos a freelancers, empresarios y compañías en la estructuración legal y fiscal de operaciones internacionales, asegurando cumplimiento y eficiencia sin sacrificar libertad.